Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1617
Legislatura: 1894-1895 (Cortes de 1893 a 1895)
Sesión: 21 de mayo de 1895
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 125, 3800-3801
Tema: Postura de los partidos ante las elecciones municipales celebradas en Madrid

El Sr. SAGASTA (D. Práxedes Mateo) : Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S .

El Sr. SAGASTA (D. Práxedes Mateo) : Es verdaderamente difícil la situación en que se encuentra el Go-[3800] bierno y la en que se encuentra el partido liberal. Por eso no ha de extrañar el Sr. Presidente del Consejo de Ministros que algunas de sus palabras hayan sido recibidas con ciertas interrupciones y con alguna extrañeza, porque claro está que, cuando la Regia prerrogativa se ejerce para un cambio ministerial, se ha de ejercer con todas sus consecuencias; pero por lo mismo, y para que esa Regia prerrogativa esté siempre en absoluta libertad, no se pueden determinar de antemano plazos y treguas como los que S. S. Ha determinado aquí hoy. (Aplausos). Es claro que S. S. recibió la confianza de S. M. la Reina para gobernar, y que para gobernar necesitaba S. S. unas Cortes conservadoras. Está bien; pero por circunstancias especiales S. S. ha tenido que entregarse a unas Cortes adversarias, y si durante la vida de esas Cortes adversarias la fortuna no le fuera a S. S. propicia, o por desaciertos del Gobierno, o por cualquier otra circunstancia, S. S. no debiera continuar en el Gobierno, la Regia prerrogativa está siempre completamente independiente, está siempre completamente libre para ejercitarse en beneficio de éste o del otro partido, aún antes de que se cierren las Cortes. (El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: ¿Quién duda eso?) Entretanto es evidente que las Cortes actuales están vivas con todas sus prerrogativas, con todos sus privilegios, y que son la representación del país. (Muy bien, muy bien.)

Claro está que, en la situación difícil en que el Gobierno se encuentra con la mayoría parlamentaria de las Cortes, sólo la prudencia de las unas y del otro es lo que puede sostener este equilibrio verdaderamente inestable. Yo, pues, no he fijado plazo ninguno para exigir al Gobierno de S. M. la responsabilidad que le quepa por los actos realizados en las elecciones municipales. Yo no necesito, no quiero ni pido más plazo que el de que la situación quede legalizada; en estando legalizada ¡ah!, desde aquel momento han concluido todos nuestros compromisos. Esto no quiere decir que, una vez legalizada la situación económica, hayan de disolverse las Cortes; porque, Sres. Diputados, después de lo que ha pasado y de lo que yo espero que aún ha de pasar, Dios sobre todo.



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